
IPSS e IBSAS: Informes clave relacionados con el suelo y la industria. El pasado 7 de julio se celebró el Día Internacional de la Conservación del Suelo, una fecha que nos recuerda la importancia de este recurso esencial para el medio ambiente, la salud pública y el desarrollo económico sostenible.
Desde Coproyma queremos aprovechar esta efeméride para poner el foco en dos herramientas clave para la protección del suelo y el uso responsable del territorio: el Informe Preliminar de Situación del Suelo (IPSS) y el Informe Base de Situación de Suelos y Aguas Subterráneas (IBSAS). Ambos informes permiten conocer el estado ambiental de un terreno antes, durante o al finalizar una actividad económica, y son fundamentales para cumplir con la normativa vigente, pero también para prevenir riesgos y proteger la inversión a largo plazo. A continuación, te decimos en qué consisten, en qué se diferencian y si tu empresa debe llevarlos a cabo.
¿Qué es un IPSS y quién lo necesita?
El IPSS, conocido como Informe Preliminar de Situación de Suelos, es un estudio que permite evaluar el estado de un suelo antes de iniciar una actividad potencialmente contaminante, al modificarla de forma sustancial o al cesar la misma. Su principal función es identificar posibles focos de contaminación y tomar decisiones preventivas.
Está dirigido a empresas incluidas en el listado de actividades potencialmente contaminantes del suelo. Entre los casos más habituales encontramos:
- Gasolineras y estaciones de servicio.
- Talleres mecánicos y centros de lavado de vehículos.
- Industrias del metal, galvanizados y acabados superficiales.
- Almacenes de productos químicos o inflamables.
- Subestaciones eléctricas y centros de transformación.
- Comercio al por mayor de pinturas y barnices.
- Comercio al por mayor de chatarra y productos de desecho
- Actividades agrícolas intensivas con uso significativo de fertilizantes y productos químicos
- Gestores de residuos
- Compostajes y plantas de biogás que usan determinados residuos.
- Mantenimiento y reparación de motocicletas y ciclomotores y de sus repuestos y accesorios
- Actividades de curtido de pieles.
- Fabricación de pasta papelera, papel y cartón
Para estas empresas, el IPSS es un requisito legal, además de una herramienta para asegurar que el terreno sobre el que operan cumple con las condiciones adecuadas y no supondrá un problema ambiental ni legal en el futuro, especialmente en compraventas, herencias, fusiones o cambios de uso del suelo.
Una vez presentado el IPSS inicial, periódicamente se deben llevar a cabo una actualización del mismo dependiendo del nivel de riesgo asignado a la actividad y al emplazamiento.
¿Qué es el IBSAS y cuándo se aplica?
El Informe Base de Situación de Suelos y Aguas Subterráneas (IBSAS), en cambio, se requiere en actividades que necesitan Autorización Ambiental Integrada (AAI) y su elaboración es obligatoria antes del inicio de la actividad.
Su objetivo es establecer un ‘punto de partida’ del estado del suelo y las aguas subterráneas, para que, una vez finalizada la actividad, se pueda comparar y evaluar si ha existido una afectación o contaminación. Este informe tiene una utilidad jurídica fundamental: permite exigir responsabilidades ambientales o, por el contrario, acreditar la ausencia de impactos.
El IBSAS es habitual en:
- Instalaciones químicas o petroquímicas.
- Industrias con grandes volúmenes de almacenamiento de sustancias peligrosas.
- Plantas de tratamiento de residuos o reciclaje industrial.
- Infraestructuras energéticas, como centrales térmicas o incineradoras.
- Producción y transformación de metales: Instalaciones con potencia térmica ≥ 50 MW
- Industrias minerales: Fábricas de cemento, cal, vidrio, cerámica y productos derivados.
- Industria agroalimentaria y ganadera: Grandes mataderos y fábricas de piensos y explotaciones intensivas de aves o cerdos.
- Instalaciones de tratamiento de aguas residuales industriales.
No es un informe periódico, pero puede ser objeto de revisión en caso de modificaciones sustanciales en la actividad o en la infraestructura de la instalación.
Diferencias clave entre IPSS e IBSAS
Aunque ambos informes tienen un enfoque ambiental preventivo, es importante diferenciar cuándo aplica cada uno y a qué tipo de empresa afecta.
El IPSS es común en negocios que trabajan con productos que pueden contaminar, aunque no lo hagan de forma habitual: por ejemplo, un taller mecánico, una nave logística o una empresa de pintura industrial. Se solicita al iniciar, modificar o cerrar la actividad.
En cambio, el IBSAS se vincula a actividades de mayor impacto ambiental, donde el volumen de sustancias peligrosas o los procesos implican un mayor riesgo para el suelo y el agua subterránea. Es obligatorio antes de comenzar la actividad y forma parte de la documentación necesaria para obtener la Autorización Ambiental Integrada.
Más que un trámite, una inversión en prevención
Tanto el IPSS como el IBSAS deben entenderse como herramientas estratégicas, más allá de trámites legales. Permiten detectar a tiempo riesgos relacionados con la contaminación del suelo, evitar sanciones, facilitar operaciones inmobiliarias o industriales, y actuar con responsabilidad frente al entorno.
En Coproyma, acompañamos a empresas y administraciones públicas en todas las fases del proceso, incluyendo:
- Realización de los informes, tanto el IPSS como el IBSAS.
- Recopilación de antecedentes del emplazamiento.
- Diseño de campañas de muestreo.
- Coordinación con laboratorios acreditados.
- Redacción técnica de informes adaptados a cada caso.
- Interlocución con la administración competente.
Además, contamos con un profundo conocimiento de la legislación estatal y autonómica, lo que nos permite adaptar cada trabajo a la normativa aplicable en cada comunidad autónoma.
¿Estás planificando una nueva actividad que puede ser potencialmente contaminante? ¿Tu empresa ya opera y no tienes claro si tienes la obligación de realizarlo o qué tipo de informe debes realizar? En Coproyma te ayudamos a valorar qué tipo de informe necesitas y a cumplir con todos los requisitos, de forma rigurosa, sencilla y adaptada a tu actividad. Porque conocer el estado del suelo es más que una obligación legal: es la base para construir un futuro más seguro, más responsable y más sostenible.